viernes, 27 de junio de 2014

DESPEDIDA Y CIERRE

Todo lo bueno se acaba y mi estancia en Polonia no iba a ser menos. Eso quiere decir también que "De Erasmus tras el telón de acero", o sea, este blog, echa el cierre. Quedará como un recuerdo más de la aventura, igual que los imanes que he traído para la nevera, la taza o el mapa del transporte de Wrocław. Ahora quedará perdido en la inmensidad de la blogosfera esperando a ser leído por algún bloguero curioso, o quizá muy despistado.
Embarcando hacia Madrid desde Cracovia

LA AVENTURA BLOGUERA

Ya hace más de una semana que me vine de vuelta, por lo que la foto anterior sólo está para ilustrar ese momento en el que abandonas el país donde has residido los últimos tres meses para volver a casa. He tardado un poco en escribir esta última entrada, no por nada, sólo que, como ya os conté en anteriores escritos, he acabado un poco aburrido del blog.

No sé si volveré a hacer un blog en el futuro, quién sabe. Todo dependerá de las experiencias que la vida nos tenga reservadas, y de las ganas de contarlas. A día de hoy no me lo planteo, ya que no creo que a nadie le interese el día a día de una persona normal y corriente, como yo. Mi primera experiencia como bloguero se puede decir que ha sido positiva. No sé valorar si las mil ciento y pico visitas que ha recibido este blog han sido muchas o pocas. Sí que puedo asegurar que yo he intentado hacerlo lo mejor que he podido, dentro de mi inexperiencia en este ámbito, metiendo fotos, enlaces, etc. para hacerlo lo más ameno posible para el lector.

Ya os conté al inicio del blog que este era mi debut en este campo y, sinceramente, a mí me ha gustado cómo ha quedado, aunque sea por las horas que le he echado para escribir cada entrada.

 

HACIENDO BALANCE

De Polonia me he traído en la maleta (física y "virtual") una experiencia inolvidable. Lo primero decir que Polonia es un país fantástico, con muchísima historia, muchas cosas por ver, precios asequibles (para nosotros), gente hospitalaria y muchas cosas positivas más. Obviamente, también tiene sus miserias, pero yo en estos tres meses he visto bastantes más cosas positivas, que son con las que prefiero quedarme. Polonia es un país bastante desconocido para el español común. Todos conocemos a clásicos como Marie Curie, Chopin, Lech Wałęsa, Auschwitz o incluso Robert Lewandowski, pero aparte de todo esto, es un país que os sorprenderá gratamente si alguna vez tenéis la ocasión de visitarlo.

Pasar tres meses en Polonia también me ha permitido visitar lugares que, o bien jamás había visitado, o bien en mi vida pensé que iba a ir a ellos. De todos estos lugares habéis tenido noticias de cómo fue la experiencia en ellos: el campo de concentración de Auschwitz, las minas de sal de Wieliczka, el mar Báltico y su conurbación de Gdańsk, Sopot y Gdynia, Praga y Berlín. Y por supuesto todo lo que hay de ver en Wrocław, que no es poco. No hace falta añadir fotos porque es mucho lo que ya os contado sobre todos estos lugares.

También me traigo una buena experiencia laboral, que fue lo que, al fin y al cabo, me llevó allí. Trabajar en la Politechnika Wrocławska ha sido un buen punto de partida para coger experiencia como Técnico en Prevención de Riesgos Laborales. El personal allí me acogió fenomenal y siempre me brindaron todo aquello que les pedí, así que muchas gracias a Marcin y Radek, que han sido unos tíos muy majos, aunque no creo que lean esto, ni que lo entiendan, en caso de que llegasen a leerlo...

Por ir finalizando, este blog no podía acabar sin una mención especial para esa gente con la que he convivido estos tres meses, que me ha aguantado (y viceversa) y con los que me lo he pasado genial y me he reído muchísimo: los Wrocławolingas (sí, el nombre es cosecha de un servidor...). Esa gente que, a los dos días de conocerlos, parecían amigos de toda la vida, lo cual no es nada fácil encontrar. Así que desde aquí, un fuerte abrazo para Ander, Andoni, Aritz, Gaizka, Helena, Inma, Irati, Itziar y Xabi. Espero que algún día volvamos a encontrarnos (vosotros lo tenéis más fácil, por cercanía) y que no se quede sólo en la típica buena intención de "a ver si nos vemos...".
Los Wrocławolingas a tope con la maquinaria
Pues como decía ese gran pensador, Porky Pig: "Esto es todo, amigos". Espero que hayáis disfrutado del blog por lo menos una mínima parte de lo que he disfrutado yo con esta experiencia, y contándola a todos vosotros.

Quizá nos leamos en el futuro. Un saludo a todos y gracias.

jueves, 12 de junio de 2014

BERLÍN: CRUZANDO EL TELÓN DE ACERO

EL MURO DE BERLÍN

Si nos atenemos al título de este blog, viajar a Berlín ha sido como cerrar el círculo, ya que si hay un símbolo característico por excelencia de la época del Telón de Acero, ese es el Muro de Berlín. Se podría decir que es la barrera física propiamente dicha, que por extensión se convirtió en una barrera ideológica, de pensamiento y de entender el mundo entre dos bloques totalmente contrapuestos.
El mural más famoso de la East Side Gallery
Trozo de muro conservado hasta el día de hoy

Se podría decir que cada ciudad, a día de hoy, es el resultado de su propia historia, de las vicisitudes que han vivido, de las gentes que dejaron en ellas su sello y de los acontecimientos que allí se han producido, tanto buenos como malos. En el caso Berlín, es una ciudad que, irremediablamente, está unida a su pasado más reciente. Y es que tener durante 28 años una pared de más de 3 metros de altura dividiendo la ciudad, marca, y mucho.

Si por algo se ha caracterizado el ser humano desde que pisó la tierra, es por acometer guerras y otros proyectos absurdos, casi siempre con el fin de hacerle la vida imposible, o peor aún, liquidar a sus semejantes, simplemente por pensar distinto o actuar de manera diferente. Se podría decir que el Muro de Berlín está en el podium de estas absurdeces, porque construir un muro de más de 150 km de largo para aislar parte de una ciudad, no parece de personas que estén en su sano juicio. Pero se hizo. Y mucha gente estuvo 28 años sin ver a su familia, amigos y seres queridos debido a la imposibilidad de cruzar el muro, jugándose incluso la vida si osaban atravesar la pared de hormigón. Por algo fue bautizado, entre otros apelativos, como "el muro de la vergüenza".

Afortunadamente, a día de hoy, el Muro es historia. Quedan algunos trozos en pie que sirven como memoriales o como museos al aire libre, como el tramo conocido como East Side Gallery, que es una auténtica colección de graffitis en el lado este que ilustran la época de la Guerra Fría, y centros de información como los de la calle Bernauer o la Topografía del Terror.
Centro de información de Topografía del Terror
Memorial de la calle Bernauer

 

MÁS ALLÁ DEL MURO

Muro de Berlín aparte que, qué duda cabe, es el elemento sobre el que gira el Berlín actual y gran atracción para los amantes de la historia, en esta ciudad hay multitud de cosas por ver. Hacer turismo por Berlín es algo que te deja realmente molido, ya que es una ciudad con todo a lo grande, con distancias bastante largas y con multitud de atractivos en los diferentes puntos de la ciudad. Es muy recomendable saber manejarse con soltura en las redes de transporte público, ya que tratar de entender la red de metro-tren-tranvías-autobuses, puede ser desesperante si uno está poco acostumbrado a estas lides.

Puerta de Brandenburgo, de día
Puerta de Brandenburgo, de noche
Sin duda, junto con el Muro, el monumento más conocido de Berlín es la Puerta de Brandenburgo, punto principal de la ciudad, lugar de reunión y celebración de acontecimientos y símbolo de la reunificación alemana. Seguro que más de uno la ha visto en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz, pero ya os digo que la auténtica es mucho más grande. Además, recomiendo visitarla dos veces, tanto de día como de noche, merece la pena verla iluminada a la luz de los focos.

Columna de la Victoria
Fachada principal del Bundestag
Justo al lado de la Puerta de Brandenburgo, nos topamos con el imponente Reichstag, hoy conocido como Bundestag, que es la sede del Parlamento alemán, el equivalente a nuestro Congreso de los Diputados, y a los pies de ambos monumentos, se abre en la inmensidad el impresionante parque Tiergarten. Para que os hagáis una idea, es prácticamente el doble de grande que el Parque del Retiro madrileño, lo que constituye un enorme pulmón verde para una ciudad de casi 3'5 millones de habitantes. Por ponerle una pega, no es una única unidad, sino que está partido por cinco avenidas que confluyen en una enorme plaza coronada por la Columna de la Victoria, un obelisco de 69 metros de altura y 285 escalones que ofrece unas magníficas vistas de toda la ciudad y, en su interior, una más que interesante exposición de maquetas de monumentos famosos del mundo.
Maqueta de la Catedral de San Basilio, en Moscú.
Panorámica del skyline berlinés con el Tiergarten en primer plano










 

BERLÍN NO SE ACABA

Torre de la Televisión
No querría ser pesado, pero ya os digo que en Berlín hay muchas cosas por ver. Otro de los puntos centrales de esta ciudad es la plaza Alexanderplatz, donde se erige la Torre de la Televisión, construida por el régimen comunista en lo que fue el antiguo Berlín Este. Esta torre se eleva 368 metros sobre el suelo, si bien su mirador "sólo" está a 204 metros. Me encantan los miradores, pero pagar 13 € sólo por subir me pareció un poco abusivo (subir a la Columna de la Victoria costó 3 €), así que por esta vez, desistí de ver el paisaje desde el edificio más alto de Alemania. Seguro que a los que vivís o conocéis Madrid, os ha dado un aire al edificio de Torrespaña, conocido popularmente como el Pirulí, y no vais muy desencaminados. Yo pensé lo mismo, puesto que la estructura es muy similar, si bien Torrespaña es más oscura.

Otro de los monumentos curiosos de la ciudad es el Monumento del Holocausto, oficialmente, "Monumento a los judíos de Europa asesinados". Estéticamente, no parece nada del otro mundo, pero impresiona. El monumento consta de 2711 bloques de hormigón colocados en filas, igual de largos y de anchos, pero de diferentes alturas (de 20 centímetros a casi 5 metros). Están dispuestos en filas perfectas y dan la impresión, según su diseñador, de crear una atmósfera incómoda y confusa, y realmente puede llegar a conseguirlo. Aquí podemos encontrarnos los nombres de las víctimas del Holocausto judío, las cuales dicen que podría tardarse seis años en leerlas todas.

Paso fronterizo
Reconstrucción del punto de control
 Como ya tenemos que ir terminando por hoy, vamos a cerrar un nuevo círculo volviendo al principio de esta entrada, es decir, al Muro, santo y seña de la capital berlinesa. Ahora nos vamos a Berlín Oeste, que estaba dividido en tres sectores controlados por el ejército francés, el británico y el estadounidense. Para pasar de una zona a otra, existían puntos de control como el "Chekpoint Charlie", ubicado al final de la populosa calle Friedrichstraße y demolido en 1990, pero reconstruido diez años después para dejarlo como museo y como recuerdo del paso fronterizo que aquí se ubicaba entre la zona soviética (Berlín Este) y la zona de Berlín Oeste controlada por el ejército estadounidense.

Pues como el que no quiere la cosa, me ha quedado otra entrada en plan "guía de viajes", como la mayoría, pero bueno, he intentado darle un poco de mi sello de personal y espero que os haya gustado, porque ya quedan pocas y en breve le echaremos el cierre al blog.

martes, 20 de mayo de 2014

EL COMIENZO DE LA CUENTA ATRÁS

Sin comerlo ni beberlo, este blog se ha convertido prácticamente en una guía de viajes. No era esa la primera intención, pero así es como está quedando. Lo cierto, tengo que confesarlo, es que estoy un poco aburrido del blog. A lo mejor es que no valgo para bloguero (que es lo más probable), pero me he propuesto terminarlo con al menos una entrada semanal aproximadamente. No sé si alguna vez habéis hecho un blog, pero no es fácil. Si quieres que quede medianamente curioso, tienes que echar por lo menos dos horas para escribir una entrada. Al menos eso es lo que yo tardo entre que decido sobre qué voy a escribir, selecciono las fotos, las cuadro y escribo la entrada. La mayoría de las veces no soy capaz de hacerlo todo del tirón, sino que tengo que echar un par de ratos.

 

MIS PROGRESOS

En la entrada de hoy me he propuesto no hacer turismo. Quizá no cuelgue ni fotos. El objetivo es hacer un pequeño balance sobre cómo me va la vida por aquí, ahora que solamente me queda un mes de estancia aquí. Lo cierto es que no puedo quejarme. El tiempo hasta ahora ha pasado volando, y eso siempre es positivo, ya que cuando algo se nos pasa rápido suele ser un síntoma de que lo estamos disfrutando, y viceversa.

En cuanto a moverme por la ciudad, cada vez salgo más veces de casa sin el plano y me voy sabiendo los itinerarios de los tranvías de memoria, y cuáles pasan por los sitios más importantes. Con los autobuses me cuesta más (este "defecto" también lo tengo en Madrid), y los que más controlo son el 701, que me lleva al trabajo y el 107, con destino a casa de mis amigos. Con la bicicleta tampoco he vuelto a perderme, y sigo usándola casi todos los días.

Sin duda que los más difícil es aprender polaco. Es un idioma tremendamente complicado de aprender para un español, y más teniendo en cuenta la "facilidad" que tenemos los españoles para aprender idiomas. Mi polaco se reduce a "sí", "no", "por favor", "gracias", "hola", "adiós", contar del 1 al 19, algún día de la semana y traducir la carta de la Pizzería Bravo. Y por supuesto, decir "no hablo polaco". Eso hablando. Leyendo los rótulos me manejo algo mejor, ya voy entendiendo bastantes, aunque su pronunciación es prácticamente imposible de ejecutar.
Quien se atreva, que lo lea.
Otra cosa a la que un europeo del sur como yo le cuesta acostumbrarse aquí, es a los horarios. Para nuestro gusto, cierra todo prontísimo. Y más ahora, llegando el verano, si quieres hacer alguna visita a algún parque restringido, torre, edificio, etc. es fácil que a las seis o las siete de la tarde te lo encuentres cerrado. El tiempo sigue siendo muy cambiante, aunque hoy precisamente hace muchísimo calor y es el primer día que he salido de casa por la mañana sin chaqueta. Un "trauma" que he superado es el de despertarme con la entrada de luz en la habitación. Sigue entrando, sí, y cada vez antes, puesto que los días se alargan, pero cada vez me cuesta menos trabajo darme media vuelta y seguir durmiendo.

OTRAS VIVENCIAS

¿Qué más os puedo contar? Pues hace una semana viví mi primer cumpleaños lejos de casa. Me acordé mucho de mi familia y amigos, y más después de ver el vídeo de felicitación que me mandaron donde participaron todos. Muchas gracias de nuevo. Pero tampoco me puedo quejar, ya que he tenido la gran suerte de conocer aquí a gente fantástica que consiguió que ese día fuese especial también, pese a estar tan lejos de casa. Ya sé que no van a leer esto, pero que alguien le haga llegar a mis abuelas que estoy muy bien, de verdad, que parece que he venido a la guerra y es todo lo contrario.

Los jueves se han convertido en el "Día Oficial del Snooker" y me voy con un amigo a jugar unas bolas. De momento no voy a poner en peligro la jerarquía de Ronnie O'Sullivan, John Higgins o Mark Selby, pero todo se andará. Cuando te agarras a un taco y tienes que meter bolas en esa mesa tan enorme, es cuando de verdad eres consciente de lo tremendamente difícil que es este juego.
Mesa de snooker. ¿Alguien ha visto una en España?
Durante este mes que me queda por aquí, aún hay varios objetivos por cumplir. Aún no conozco todos los secretos de Wrocław, pero tampoco quiero precipitarme en conocerlos, puesto que este fin de semana van a venir un par de amigos y quiero dejar alguno para visitar con ellos, más que nada por no repetir.

También retomaremos lo que más ha prevalecido en este rincón, ya que aún queda un viaje "gordo" por hacer, y de lo más interesante. Algunos ya saben el destino, pero bueno, mejor no lo cuento por aquí y así veis por vosotros mismos el desenlace.

Me despido y me dispongo a vivir mi último mes aquí, ya menos incluso, lo que significa que comienza la recta final de esta experiencia que, de momento, está siendo espectacular en todos los sentidos.

miércoles, 7 de mayo de 2014

HEL: EL ÚLTIMO BASTIÓN POLACO

Reconozco que antes de venir a Polonia en mi vida había oído hablar sobre la península de Hel. Y ahora, después de conocerla, quedará en mi lugar como un recuerdo imborrable. La península de Hel puede ser uno de los lugares más recónditos, no ya de Polonia, sino de Europa entera probablemente, si bien a día de hoy ya tiene poco de escondido o de semioculto, ya que es uno de los principales atractivos turísticos que nos podemos encontrar en el Voivodato de Pomerania, al norte del país. Para ubicar este remoto lugar, nos hace falta un mapa con bastante detalle, ya que si utilizamos un mapa muy lejano, a lo mejor la península desaparece y tan sólo podemos ver la punta, que es donde está el pueblo y puerto de Hel, el lugar donde la península alcanza su punto más ancho (unos 3 km).
Ubicación de Hel en la bahía de Gdańsk

LA TRAVESÍA

Esta visita a Hel sólo ha sido una etapa más dentro de un viaje que emprendimos el pasado puente mayo al norte de Polonia, al conjunto de tres ciudades denominado en polaco Trójmiasto (Gdańsk, Sopot y Gdynia). Buscando cosas para ver durante nuestra estancia en estas tres ciudades y sus alrededores, apareció la visita a Hel, y aparte de la visita, el cómo llegar. Se puede hacer en coche, tren, autobús... y en barco, cosa que no dudamos ni un instante. Así que el viernes 1 a las 8 y media de la mañana nos hacíamos a la mar al ritmo del archiconocido Mambo nº 5 (nunca la había oído a tales horas, que recuerde).

Vista de la famosa puerta-grúa de Gdańsk desde el barco
Momento en el que zarpa el barco
La travesía Gdańsk-Hel dura justo dos horas, pero para nada se hace pesada. Para los que somos de secano y rara vez nos hemos visto en alta mar, es una gran experiencia. Pero antes de llegar al mar abierto, el barco sale de Gdańsk a través del río Motława, que también nos deja bonitas instantáneas en su recorrido.
Fortaleza a la orilla del río
Faro de Gdańsk
Astilleros
Plataforma naval
El puerto de Gdańsk seguramente no será una maravilla estéticamente hablando, pero a mí, personalmente, también me gustan estos paisajes urbanos tales como los astilleros o las industrias en decadencia. Si la memoria no me falla, creo que el único astillero que he visto en mi vida "in situ" es el de Huelva, que es un juego de niños comparado con los imponentes talleres de fabricación y reparación de barcos del norte polaco. Gdańsk es el puerto más importante de Polonia y uno de los más importantes del mar Báltico, no sólo hoy, ya que a lo largo de la historia esta zona ha sido ocupada por alemanes, rusos... vamos por todo quisqui, incluso hubo una época a principios del siglo XX (1920-1939) en la que Gdańsk fue una ciudad-estado independiente.

Una vez abandonamos Gdańsk (que me enrollo), continuamos con nuestra travesía hacia Hel, que es lo que nos ha traído hoy a escribir esta entrada en el blog. El tiempo se puede decir que era bueno para pasar la mañana en el barco. Lucía el sol y corría y un viento bastante frío, pero siempre eso es mejor que llover, que hubiera obligado a recluirse dentro del barco sin posibilidad de salir a la cubierta. Este viento frío se convirtió en helado y tirando a huracanado cuando la embarcación sobrepasó el espigón del río Motława.
Ya en alta mar, el viaje transcurre sin sobresaltos, si bien había que andarse con cuidado con el oleaje, ya que alguno (yo no, lo juro) se puso perdido de agua tras saltar una ola hacia el barco. Poco a poco va apareciendo la península de Hel en el horizonte. Primero, una pequeña lengua de tierra, y ya a continuación, el pueblo, el bosque, las playas y el puerto. Es aquí cuando uno toma conciencia de que está en un lugar remoto. Tan remoto, que fue este punto fue la última plaza polaca en caer en manos de los nazis, y por esa misma y obvia razón, fue la última posición que los nazis abandonaron tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

EL PUEBLO

Playa de Hel
Una vez nos bajamos del barco y echamos un vistazo al pueblo, la impresión es magnífica: pequeño, pero pintoresco y lleno de vida. Quizá demasiado vendido al turismo, pero la gente tiene que vivir de algo y, además, sería muy hipócrita criticar lo mismo que nosotros hemos ido a hacer allí. Pese a todo, la sensación es que dan ganas de quedarse aquí a vivir. Seguramente en invierno habría rechazado esta idea de plano, pero nunca se sabe. Lo primero que nos encontramos es la playa de arena blanca y fina con su enorme malecón y sus puestos de recuerdos. El animal estrella de Hel y uno de los iconos de este lugar sin duda es la foca, Incluso hay un "focario" en el centro del pueblo. 
Panorámica del pueblo
Calle pricipal
No nos paramos a ver ningún espectáculo pero había muchísima gente (niños sobre todo) vibrando con estos simpáticos animales. El pueblo crece alrededor de una calle principal donde se encuentran los bancos, comercios, cajeros, establecimientos de todo tipo y bares y restaurantes. Ni que decir tiene que fue de obligado cumplimiento comernos unos pescados del mar Báltico antes de emprender el viaje de vuelta, y todo por un precio bastante módico para encontrarnos en un lugar de alta afluencia turística.

Vista de Hel desde el faro
Faro de Hel
Los alrededores del pueblo también lugares de interés. Nos adentramos en un pinar y al poco tiempo nos damos de bruces con el faro de Hel, una torre de 40 metros de altura y casi dos siglos de antigüedad. Este viaje ha sido muy de faros, y tras subir al de Gdańsk, no queríamos perder también la ocasión de subir al de Hel. Las vistas son magníficas, aunque me llevé un pequeño chasco al comprobar que, a diferencia del de Gdańsk, el faro de Hel está acristalado y no permite salir al exterior, pero la panorámica de la zona no tiene desperdicio. 

El mar Báltico a mis pies
Esta fría. Muy fría.
Abandonamos el faro, seguimos atravesando el pinar, y llegamos a la playa. A nuestros pies, el mar Báltico en toda su inmensidad. Nos encontramos en el final de Polonia por el norte. Yo no soy mucho de playas, quizá porque siempre que voy, están hasta la bola de gente y porque no aguanto el calor. Pero las playas de Hel (y por extensión las de todo el norte polaco) en esta época son un reducto de paz, donde hay gente tomando el sol, niños haciendo volar alguna cometa o gente paseando tranquilamente. Faltó algún zumbado bañándose, que nunca suele faltar, pero aquí sí. Y no me extraña, porque el agua estaba fría como el hielo, y lo pude comprobar de primera mano, ya que me metí "hasta los carcañales".
Alrededores de Hel
Y ya con esto vamos a ir terminando la aventura de hoy. Ya sé que siempre digo lo mismo de todos los lugares que visito, pero es que todos me gustan y este no es menos, así que os recomiendo que visitéis este lugar si alguna vez os dejáis caer por aquí. Hel es un lugar remoto y desconocido, pero si alguna vez tenéis la suerte de visitarlo, os dejará un grato recuerdo para toda la vida.

viernes, 25 de abril de 2014

AUSCHWITZ: VIAJE AL CENTRO DEL HOLOCAUSTO

Todos hemos oído nombrar alguna vez la palabra Auschwitz, y no hace falta tampoco ser muy erudito para saber de lo que estamos hablando. Pero no es lo mismo escuchar que leer, y no es lo mismo leer que ver con tus propios ojos. Por si todavía queda algún despistado, Auschwitz-Birkenau fue el mayor campo de exterminio de la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Una auténtica fábrica de matar gente que no cumplía con los cánones de lo que debía ser un alemán de pura cepa, a saber: judíos, disidentes políticos, gitanos u homosexuales, entre otros. Los judíos fueron los que se llevaron la peor parte, ya que se calcula que fueron más o menos el 90% del aproximadamente 1.100.000-1.300.000 que allí fueron ejecutadas.

Voy a intentar enseñaros un poco lo que es este lugar y lo que se siente al entrar allí.
"El trabajo os hara libres"
Ya a la entrada de Auschwitz I nos topamos con una leyenda que dice "El trabajo os hará libres". Cuanto menos es de bastante mal gusto poner semejante lema a un lugar donde la gente que entraba era, generalmente, para no salir, ni para vivir en unas condiciones medianamente dignas durante el tiempo que allí durase su estancia.

AUSCHWITZ I

La visita se compone de dos partes bien diferenciadas: en primer lugar entramos a Auschwitz I, que era como la "sede administrativa" desde la cual se organizaba todo. No obstante, también aquí se efectuaron ejecuciones masivas en la cámara de gas o en la horca. Hoy día es la parte central del museo, donde podemos encontrar objetos de todo tipo.
Maletas
Juguetes infantiles

Piezas ortopédicas


 Al entrar en el campo de concentración, los presos eran despojados de todos su objetos de valor: maletas, zapatos, gafas, cepillos de dientes, peines, los niños de sus juguetes, etc. Todo podía servir para fabricar armamento, para utilizarlo como combustible, o para cualquier otra cosa útil en tiempo de guerra. Al entrar, los presos eran rapados y tatuados según el grupo al que pertenecieran: judíos, presos políticos, homosexuales, etc. Una vez dentro, los más "afortunados" tenían que trabajar en el campo de concentración o fuera, en alguna fábrica o mina cercana. Los ancianos, enfermos de gravedad y demás gente considerada "inútil", eran directamente enviados a la cámara de gas. Puede sonar duro, pero era así. Había presos que entraban directamente para ser ejecutados, otros podían pasar unos meses dentro, aunque el destino de la gran mayoría era el mismo.
Las calles del recinto conservan aún el vallado, las ventanas tapadas para que nadie pudiera ver lo que se hacía fuera, etc. Paseando por allí uno puede casi trasladarse a aquella época. Me permití la licencia de hacer algunas fotos en color sepia o en blanco y negro para darle a esta entrada un poco más de sello histórico. Lo cierto es que el lugar impresiona, y más si a uno le gusta un poco la historia contemporánea.


Hay zonas que podrían parecer un rancho texano, o el escenario de una película de vaqueros, pero nada más lejos de la realidad. Estamos en el lugar donde  se produjo una de las mayores masacres de la Historia de la humanidad. Me gustaría destacar el buen hacer del guía, polaco pero con un gran dominio del español, que explicaba todo bastante bien sin necesidad de caer en detalles demasiado "gore". No es necesario, ya que a grosso modo todos sabemos lo que ocurrió allí.

Otro dato curioso es que los nazis no querían gastarse mucho dinero en el exterminio de sus enemigos. Matar con bala era muy caro. Tras muchos experimentos, muchos de ellos utilizando a los propios presos como cobayas humanas, idearon una forma barata y efectiva para acabar con la vida humana: el Zyklon B. Este gas era normalmente utilizado como pesticida y también para despiojar a los presos de los campos de concentración, por lo tanto, podrían fabricarlo sin que pareciera material bélico.
Restos de botes de Zykon B.

BIRKENAU

Ya hemos dicho que Auschwitz I fue la sede "administrativa" de este terrible complejo. El lugar donde se llevó a cabo el mayor número de ejecuciones fue Birkenau, que es lo que solemos llamar habitualmente "Auschwitz".

En Birkenau los hombres estaban separados de las mujeres en barracones donde podían hacinarse hasta 1.000 personas. Había unos 80 para mujeres y 150 para hombres donde todos vivían en condiciones infrahumanas, explotados y a merced de cualquier enfermedad o infección. En cada litera podían "dormir" hasta 30 personas y ya os podéis imaginar para lo que servía esa fila de agujeros que veis en una de las siguientes fotos.

A los nazis, lógicamente, no les interesaba que en los campos de concentración existieran revueltas o motines entre los presos, por lo que recurrían a la mentira y el engaño en el trato con los presos. Cuando llegaba la hora de las ejecuciones, les decían que se iban a bañar, los ponían en fila, les quitaban la ropa, y el terrible final ya lo sabemos todos. El "baño" era de Zyklon B y el proceso acababa en uno de los crematorios que había en el campo y que fueron destruidos antes de que el campo fuera tomado por el ejército soviético.
Cámara de gas en Auschwitz I
Restos de crematorio en Birkenau
Sé que es duro decirlo, pero en la cámara de gas de Auschwitz I se pueden apreciar los arañazos de los presos en las paredes. Son cosas que jamás se te pasan por la cabeza hasta que no visitas un lugar como este. Pero pasaron, y no hace tanto.

Por ir terminando, me gustaría hacerlo con una reflexión personal. Auschwitz-Birkenau es un lugar que jamás debería haber existido. Esta ahí y es parte de la historia, pero es inadmisible que en pleno siglo XX se matase a gente por profesar otra religión, por tener ideas políticas diferentes, o por tener otra orientación sexual que no fueran las que un señor bajito con bigote consideraba como parte de la "pura raza aria". Ojalá en el futuro no tengamos que convertir en museo lugares tan atroces como este. Auschwitz-Birkenau debe ser el último. Y debemos tenerlo presente para que no se repita en el futuro, como nos recuerda George Santayana en la pared de uno de los edificios de Auschwitz I.
«Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo»